"Hay necesidad de una mejor coordinación", dijo Guterres en una rueda de prensa al término de la segunda jornada de la reunión internacional en Doha para evaluar las relaciones de la comunidad internacional con el Afganistán de los talibanes y estudiar el posible nombramiento de un enviado especial de la ONU.
En este sentido, Guterres aseguró que la reunión de Doha -a la que no asistieron los talibanes- fue exitosa y hubo consenso para iniciar este proceso de "consultas profundas con todas las partes interesadas" para la designación de un enviado de la ONU que también "pueda trabajar de forma efectiva con las autoridades de facto de Afganistán".
Sin embargo, los talibanes no son favorables al nombramiento de un enviado especial y mantienen que la ya existente Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA) es suficiente.
Preguntado por la ausencia de los talibanes en dicha reunión, a la que acudieron una veintena de enviados especiales para Afganistán, Guterres dijo que recibió una carta de las autoridades de Kabul con una serie de condiciones "que no eran aceptables".
"Estas condiciones, primeramente, negaban el derecho a hablar con otras entidades de la sociedad afgana y exigían un trato que sería, en gran medida, similar al reconocimiento", criticó el secretario general de la ONU, que al mismo tiempo expresó su deseo de que se creen las condiciones necesarias para que los talibanes participen en reuniones futuras.
Guterres recordó que el Gobierno de Kabul no está reconocido internacionalmente y tampoco está integrado en las instituciones globales económicas, al tiempo que la comunidad internacional considera que no ha habido mejora en la inclusividad en Afganistán durante los últimos años.
"La situación de los derechos de las mujeres y de las niñas en general se ha deteriorado recientemente, de hecho, y los problemas de la lucha contra el terrorismo no se han acabado de solucionar", lamentó.
Así, Guterres comparó la situación con "el huevo y la gallina", en el sentido de que los talibanes "creen que las preocupaciones de la comunidad internacional no tienen que ver con ellos" al tiempo que quieren ser reconocidos e integrados en la comunidad internacional.
"No hay progreso tampoco en la cuestión del reconocimiento y la integración. Y uno de nuestros objetivos principales es superar ese estancamiento y garantizar que tengamos una hoja de ruta en la que ambos lados puedan progresar de forma positiva", añadió.
Públicamente, los fundamentalistas consideran que algunas de sus decisiones desde que se hicieron con el poder en agosto de 2021 son puramente internas y, por tanto, no deberían ser objeto de críticas de la comunidad internacional.
Es el caso de la prohibición de la educación femenina superior o las crecientes restricciones a la libertad de las mujeres, o la represión de las pocas voces críticas que se atreven a protestar.
