La ONU dice que 2.7 millones de somalís necesitan todavía ayuda humanitaria

Naciones Unidas recordó hoy, con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, que cerca de 2.7 millones de personas necesitan todavía asistencia para subsistir y reconstruir sus casas en Somalia.

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Desplazados internos somalíes son vistos en un centro de distribución de alimentos en Mogadiscio (Somalia).

Coincidiendo con esta efeméride, que se celebra cada 19 de agosto para reconocer la dedicación "inquebrantable" de los trabajadores humanitarios, la ONU recordó a sus empleados fallecidos hace dos meses en un ataque contra su base en Mogadiscio, informó hoy en un comunicado.

La situación humanitaria en Somalia ha mejorado gradualmente desde la hambruna de 2011, debido principalmente a la prestación de asistencia y a las lluvias caídas, aunque la crisis sigue siendo enorme, según la ONU.

"Estamos redoblando esfuerzos para invertir en las personas y las comunidades, para romper el ciclo de la crisis y mejorar la respuesta de Somalia", aseguró el responsable para este país de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), Philippe Lazzarini.

Hoy, precisamente, se cumplen dos meses del ataque con coche bomba perpetrado por la milicia radical islámica somalí Al Shabab en el recinto de la ONU en Somalia, donde murieron 15 personas y otras 18 resultaron heridas.

"Recordamos a los colegas y amigos que murieron en ese ataque horrible. Les echamos mucho de menos a todos", dijo Lazzarini.

El responsable de UNOCHA reconoció que este país es "uno de los entornos más difíciles y peligrosos del mundo para los trabajadores humanitarios".

No en vano, Médicos Sin Fronteras anunció la pasada semana que se retiraba de Somalia por los "ataques" que sufre su personal, en un contexto en el que grupos armados y líderes civiles "apoyan, toleran o condonan" esa violencia, denunció dicha organización no gubernamental (ONG).

"Estos abusos no pueden ser tolerados. Trabajadores humanitarios somalís e internacionales proporcionan una ayuda vital en materia de salud, nutrición, educación, apoyo a los medios de subsistencia, protección, sanidad e higiene", añadió Lazzarini.

"Sin una asistencia humanitaria continuada, los somalís más necesitados sufrirán", advirtió Lazzarini, convencido de que la población civil de Somalia es la más perjudicada por el conflicto.

"Muchos somalís inocentes sufren, especialmente mujeres y niños", remachó.

Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados.