La reforma migratoria espera a Obama y al Congreso

La reforma migratoria, dada por muerta y enterrada en numerosas ocasiones, espera revivir una vez acabada la campaña electoral y constituido un nuevo Congreso en Estados Unidos.

La incertidumbre es saber qué ocurrirá con ella si los republicanos obtienen la mayoría también en el Senado tras las elecciones legislativas del martes.

Si los republicanos, que tienen actualmente la mayoría en la Cámara de Representantes, logran, como pronostican las encuestas, arrebatar la mayoría a los demócratas en el Senado, el presidente Barack Obama lo tendrá muy difícil para gobernar los dos años que le quedan de mandato, ya que el partido de la oposición bloqueará todas sus iniciativas.

El 50 por ciento de los votantes latinos asegura que no importa quién gane el Senado en los comicios del martes. Entre aquellos que creen que sí que importa, el 30 por ciento piensa que sería bueno que el partido republicano tomara el control de la Cámara alta, mientras el 15 por ciento cree que sería malo, según una encuesta publicada esta semana por el diario "The Washington Post" y la cadena ABC News.

Son cifras que muestran el desencanto de la comunidad latina tras tantas promesas incumplidas, tantos sueños rotos.

Cuando llegó al poder en enero de 2009, el demócrata Obama prometió a los hispanos que aprobaría la reforma migratoria para sacar de las sombras a los 11 millones de indocumentados que actualmente viven en el país. Sin embargo, cinco años y medio después, las promesas no se han materializado.

La reforma migratoria fue aprobada en junio de 2013 en el Senado con votos bipartidistas, pero los republicanos se negaron a poner una fecha para la votación de la legislación en el pleno de la Cámara de Representantes.

Ante la intransigencia de los republicanos, Obama movió ficha. El presidente prometió en junio a los latinos que después del verano (boreal) anunciaría acciones ejecutivas en materia migratoria.

Sin embargo, presionado por los senadores demócratas que temían que si actuaba antes de los comicios, iban a perder la mayoría en la cámara, el presidente decidió retrasar sus medidas hasta después de las elecciones. Los estrategas creían que los republicanos movilizarían a sus bases haciendo campaña contra la amnistía de Obama a los indocumentados.

"Cuando Obama dijo que iba a sacar la acción ejecutiva, eso dio ánimo. Cuando dijo que no, obviamente, los ánimos y las esperanzas decayeron", explicó a la agencia dpa Ben Monterroso, director ejecutivo de la organización hispana Mi Familia Vota.

"Esperamos que Obama, después de las elecciones, cumpla su promesa", deseó Monterroso, quién se mostró convencido de que el tema de la reforma migratoria va a seguir siendo central. "Los dos partidos van a querer que los latinos los votemos en 2016", cuando se celebran las elecciones presidenciales, apuntó.

Organizaciones pro inmigrantes y analistas advierten que si los republicanos obtienen la mayoría en ambas cámaras, podrían pedir a Obama que no actúe solo, porque ellos van a aprobar una reforma migratoria el próximo año.

Lynn Tramonte, directora adjunta de la organización pro reforma migratoria "Americas’s Voice", advierte a Obama de que no caiga en la trampa que le está preparando el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner. "Es claro y obvio que Boehner está jugando para impedir que el presidente actúe. Esta es una razón de más para que Obama lo haga", pidió Tramonte.

Marc Rosenblum, subdirector del Migration Policy Institute (MPI), se mostró pesimista sobre las posibilidades de que los republicanos aprueben la reforma migratoria si tienen la mayoría en ambas cámaras.

Aunque a los republicanos les conviene mejorar sus relaciones con los latinos de cara a 2016, a corto plazo se impone la línea anti-inmigrante del ala radical del Tea Party, advierte Rosenblum.

La cuestión, según Rosenblum, es si Obama "hará algo grande o pequeño" con las medidas de alivio que ha prometido que anunciará después de los comicios. "Si hace algo pequeño, los republicanos van a volverse locos; si hace algo grande, también. Así que lo mejor es que haga algo a lo grande", recomendó al presidente.

Si es generoso y da alivio a millones de inmigrantes indocumentados, le permitirá no sólo forjar su legado como presidente, sino asegurar a los demócratas el voto latino para unas cuantas generaciones, según los expertos.

Pero Obama es el presidente que más indocumentados ha deportado: hasta dos millones desde que llegó a la Casa Blanca. De él depende, según los expertos, sacudirse la etiqueta de "deportador en jefe" que le han dado las organizaciones pro inmigrantes. (DPA)