Los ataques del 11-S cambiaron la vida en la frontera con México

Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 cambiaron para siempre la vida y la dinámica en la frontera con México, incrementando la militarización, el uso de tecnología y las sanciones contra la inmigración indocumentada.

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Una luz de alto voltaje que sirve para iluminar la frontera entre Estados Unidos y México es vista a través de la valla reforzada que separa ambos países.

Aunque los ataques terroristas ocurrieron a miles de millas de la frontera con México, ésta fue la región que a consecuencia vio cambios más drásticos.

Gradualmente aumentó en los siguientes diez años el número de agentes fronterizos, la ampliación del muro fronterizo y el uso por primera vez de la Guardia Nacional para resguardar la frontera sur.

"El primer cambio enorme y fundamental que vivimos después de los ataques del 11 de septiembre fue la creación del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), donde se concentraron la Patrulla Fronteriza, la aduana y la oficina de inmigración, quienes antes se encontraban bajo el Departamento de Justicia", dijo a Efe Jennifer Allen, directora de la Red de Acción Fronteriza en Arizona.

"Vimos un incremento y una inversión enorme en la militarización de la frontera, aunque nunca se ha comprobado algún tipo de verdadera amenaza a través de la frontera con México a la seguridad nacional", dijo Allen.

En opinión de la activista, en nombre de la seguridad nacional se ha llegado a un punto en el que se tiene una zona fronteriza tan militarizada que hay menos respeto a los derechos constitucionales de los que viven en la frontera y los que cruzan la frontera.

Después del 11 de septiembre el Congreso otorgó poder al DHS continuar con la construcción del muro fronterizo, aun cuando esto vaya en contra de leyes de protección medioambiental, un hecho que fue duramente criticado por organizaciones defensoras del medio ambiente.

El pasado mes de agosto un pedazo del muro fronterizo de 40 pies de largo sucumbió ante las lluvias del desierto de Arizona, lo que revivió esta controversia.

El incremento en la seguridad a lo largo de la frontera con México, particularmente la región del desierto de Arizona ha sido justificado por el Gobierno como parte fundamental de su plan en la lucha en contra del tráfico de drogas, armas, la inmigración indocumentada y la violencia generada por los carteles.

Durante su más reciente visita a la frontera de Arizona, el pasado mes de julio, la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, aseguró que la frontera con México cuenta con recursos sin precedentes, ya que entre 2004 y 2011 se han incrementado el número de agentes fronterizos de 10,000 a 20,700.

Asimismo la secretaria aseguró que se revisa en un 100 por ciento los cargamentos que cruzan la frontera y por primera vez se cuenta con aviones no tripulados que vigilan la línea fronteriza desde California hasta Texas.

En los últimos dos años el decomiso de dinero en efectivo ha aumentado en un 75 por ciento a lo largo de la frontera con México y también ha subido en un 31 por ciento el decomiso de drogas y un 64 por ciento el de armas de fuego.

Durante el presente año fiscal, la Patrulla Fronteriza Sector Tucson ha reportado un descenso en las muertes y arrestos de indocumentados en un 38 y 44 por ciento respectivamente, desde el pasado 1 de octubre y hasta el 31 de julio.

A pesar de ello, la Coalición de los Derechos Humanos de Arizona reportó durante este mismo periodo la muerte de más de 140 indocumentados de acuerdo con sus propias estadísticas.

"El incremento de la seguridad en la frontera creó un efecto embudo que llevó a los indocumentados a intentar un cruce por el desierto de Arizona, cuando se cerró la frontera de California y Texas", dijo a Efe Isabel García, abogada y directora de la coalición.

En su opinión, uno de los efectos más profundos que tuvieron los ataques del 11 de septiembre fue la generalización que se le dio al uso de la palabra "indocumentado" con la palabra "terrorista".

"Vimos como por primera vez se justificó y se continua justificando la criminalización del inmigrante indocumentado", finalizó la activista.