Los demócratas colocan "Obamacare" en el centro de la batalla por el Supremo

En un movimiento estratégico de cara a las elecciones de noviembre, los demócratas de EE.UU. colocaron este domingo la popular reforma sanitaria del expresidente Barack Obama, conocida como "Obamacare", en el centro de la batalla por el Tribunal Supremo.

Uno tras otro, los demócratas de mayor peso en el partido acusaron al presidente de EE.UU., Donald Trump, de manipular el Tribunal Supremo para derogar la Ley de Cuidado Asequible (ACA, en inglés), muy popular entre los estadounidenses y que los demócratas usaron para hacer campaña durante las elecciones legislativas de 2018, cuando recuperaron la mayoría en la Cámara Baja.

En una declaración a la prensa en Wilmington (Delaware), el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, avisó que los republicanos están buscando una "oportunidad" para acabar con la ley.

"No hay ningún misterio en lo que está pasando aquí, el presidente de EE.UU. está tratando de eliminar la Ley de Cuidado Asequible, lo ha intentado durante los últimos cuatro años. El Partido Republicano ha intentado eliminarla durante una década", avisó Biden.

La reforma sanitaria de Obama, aprobada en 2010, fue rechazada desde el principio por la mayoría de los miembros del Partido Republicano, que han intentado derogarla por la vía judicial ante el Tribunal Supremo y también en el Congreso, donde hasta ahora todos los intentos han fracasado.

Desde que llegó a la Casa Blanca en 2017, Trump ha hecho todo lo posible para anular la reforma de Obama y, aunque no lo ha conseguido, sí que ha logrado debilitarla.

Su última oportunidad podría llegar el 10 de noviembre, después de las elecciones y cuando el Tribunal Supremo tiene previsto evaluar una denuncia que han interpuesto contra “Obamacare” una coalición de fiscales generales estatales del Partido Republicano con el apoyo del Gobierno de Trump.

LA JUEZA BARRETT, CLAVE PARA EL FUTURO DE "OBAMACARE"

Ese caso ha cobrado una mayor importancia debido a que, este sábado, Trump anunció la designación de la jueza conservadora Amy Coney Barrett para cubrir la vacante que dejó en el Tribunal Supremo la magistrada progresista Ruth Bader Ginsburg, fallecida el 18 de septiembre.

Barrett, católica y de 48 años, publicó en 2017 un ensayo en el que ofrecía su visión sobre la reforma sanitaria de Obama y criticaba el fallo a favor de la ley que dictó en 2012 el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, nominado por el mandatario republicano George W. Bush (2001-2009).

"El presidente del Tribunal Supremo Roberts empujó la Ley de Cuidado Asequible más allá de su significado plausible para salvarla", escribió entonces Barrett.

La confirmación de la magistrada para el Tribunal Supremo ahora depende del Senado, donde los republicanos tienen mayoría.

Los republicanos quieren acelerar el proceso de confirmación para que Barret pueda asumir el cargo antes de las elecciones y, por eso, este mismo martes, empezará a reunirse individualmente con los senadores para, el 12 de octubre, comenzar las audiencias en el Senado.

TRUMP Y LAS "PRISAS"

En CNN, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, argumentó que Trump "tiene prisa" en confirmar a Barret para que pueda participar en el debate del Supremo sobre "Obamacare".

"Lo que más me preocupa es que Trump habría elegido a cualquiera que pudiera deshacer la Ley de Cuidado Asequible. Por eso tiene tantas prisas, quiere que haya alguien confirmado antes de la audiencia (en el Tribunal Supremo), que será el 10 de noviembre", apuntó Pelosi.

Por su parte, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, también usó el mismo argumento para arremeter contra Trump.

El propio mandatario, este domingo, en Twitter consideró que acabar con la reforma de Obama sería una "gran VICTORIA" para el país.

"Obamacare será reemplazado con algo MUCHO mejor, y con una alternativa MÁS barata si es anulado por el Tribunal Supremo. ¡Sería una gran VICTORIA para los ESTADOS UNIDOS!", escribió en Twitter sin dar más detalles.

Actualmente, gracias a ley sanitaria de Obama, unos 22 millones estadounidenses pueden acceder a un seguro médico.

Entre otras cosas, la ley ofreció subsidios a los estados para ampliar el programa Medicaid, que garantiza el derecho a la salud de las personas con bajos recursos, y además obligó a las aseguradoras médicas a dar cobertura a los ciudadanos sin importar las enfermedades que habían padecido en el pasado.

Según el Prew Research Center, la popularidad de la ley ha crecido en los últimos años entre los republicanos de bajos recursos, pero aún sigue existiendo una gran división ideológica.

En concreto, de acuerdo a datos de marzo de este año de la consultora Gallup, el 94 % de los demócratas están a favor de la ley, mientras que solo el 11 % de los republicanos la apoyan.