Según Unite, esta huelga, a la que están llamadas casi doscientas personas que trabajan en Londres, será la primera que tenga lugar en la sede británica de la organización pro derechos humanos en veinte años.
En un comunicado, la plantilla alabó la labor de Amnistía Internacional y dijo que, tras meses de negociaciones, iba a la huelga como última opción, al considerar que "está en peligro el futuro de la organización".
Los miembros de Unite se oponen a la supresión de empleos prevista dentro de la oficina británica -cuyo alcance no se ha precisado- como parte de un plan de crecimiento de la ONG que, en su opinión, perjudicará su funcionamiento.
Un portavoz de la dirección, Mike Blakemore, señaló por su parte que los recortes en Gran Bretaña "son necesarios para financiar la expansión en otros países, como India o Brasil", y aseguró que "se intentará reducir al mínimo los despidos".
Blakemore indicó que cada oficina de Amnistía en el mundo deberá tomar sus propias decisiones en cuanto a despidos a fin de aplicar el plan de viabilidad aprobado dentro de la organización.