Xi inició este miércoles una visita de tres días bajo estrictas medidas de seguridad que han conducido al veto a activistas y medios de comunicación como la televisión pública hongkonesa (RTHK), el diario South China Morning Post o Commercial Radio.
Periodistas de estos medios fueron retenidos, interrogados y registrados por la Policía local, que no les dejó entrar porque "sus actividades podrían poner en peligro el orden público en Macao", informaron.
Asimismo, la Asociación de la Prensa de Hong Kong emitió hoy un comunicado en el que insta al Gobierno chino y al Gobierno macaense a que garantice la libertad de prensa.
La visita de Xi viene acompañada de políticas para diversificar la dependencia de la antigua colonia portuguesa de la industria del juego en un intento de convertirla en centro financiero, apuntan los analistas, en "recompensa a su lealtad" que contrasta con las protestas que se suceden en Hong Kong desde hace seis meses.
"Estoy muy feliz de volver a Macao (...). Uniremos nuestras manos para elaborar un plan a futuro para Macao", dijo hoy Xi a su llegada, quien alabó cómo la excolonia ha puesto en la práctica la fórmula "Un país, dos sistemas", la misma que se aplica en Hong Kong.
Mediante este sistema, Pekín ostenta la soberanía de estos territorios pero se compromete a mantener durante al menos 50 años desde su retorno a la madre patria su autonomía y a respetar una serie de libertades de las que no disfrutan los ciudadanos de la China continental.
"Los éxitos que ha logrado Macao tras su regreso ha hecho que la gente se sienta orgullosa", agregó hoy Xi.
Durante su estancia en la ciudad, Xi se reunirá con el nuevo jefe ejecutivo macaense, Ho Iat-seng, que asume el cargo tras ser elegido para liderar la región en las elecciones legislativas del pasado agosto, en las que fue el único candidato que se presentó.
Con infraestructuras como el puente Hong Kong-Zhuhai-Macao, un macroproyecto que vio la luz en octubre de 2018 tras años de retrasos y sobrecostes, China ha intentado integrar a las excolonias, pero ha recibido también críticas ante el temor a que ese acercamiento venga acompañado de más presión política sobre los mencionados territorios.