El encuentro se produjo en el Hotel Atlantic Kempinski de la ciudad de Hamburgo, donde se dieron un apretón de manos y conversaron brevemente frente a la prensa antes de dialogar luego en privado.
De acuerdo con un comunicado del gobierno alemán, en la reunión de poco más de una hora ambos líderes discutieron los conflictos en el Oriente Medio y el este de Ucrania, y el tema de la República Popular Democrática de Corea.
La breve declaración agregó que también se refirieron a algunas cuestiones de la agenda del G20, cuya cita se realizará durante viernes y sábado.
En el diálogo estuvieron presentes el secretario norteamericano de Estado, Rex Tillerson, y el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel.
Antes de la conversación de hoy, Merkel y Trump se vieron en tres ocasiones anteriores, la primera en marzo pasado cuando la canciller federal visitó la Casa Blanca.
Los dos participaron a finales de mayo en la Cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Bruselas, Bélgica, y en la del G7 en Sicilia, Italia.
Poco después de ese último evento, en el que los miembros del bloque trataron de convencer infructuosamente al estadounidense de que permaneciera en el Acuerdo de París sobre cambio climático, Merkel expresó que Europa no podía confiar en otras naciones y debía valerse por sí misma.
Tras el encuentro con la gobernante germana Trump tenía en su agenda participar esta noche en una cena de trabajo con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, a quienes ya recibió en Washington.
Mientras se desarrollan esas actividades oficiales, miles de personas protestan en las calles de la ciudad en una movilización anticapitalista que bautizaron como Bienvenido al infierno, en coincidencia con la llegada de Trump y de otros líderes del G20.
Según medios locales, la policía bloqueó a los manifestantes luego de solo unos 300 metros de marcha, aunque se suponía que irían hacia el centro de la urbe desde la zona de Fischmarkt.
Las fuerzas de seguridad dispararon cañones de agua contra las personas que se negaron a cumplir una orden de quitarse los revestimientos faciales y que intentaron continuar su recorrido a través de una barricada de las autoridades.
Fuentes policiales indicaron que los antidisturbios presentes en el lugar de la concentración detuvieron la marcha poco después de su arranque, al detectar entre los manifestantes a cerca de un millar de encapuchados.