"No tengo miedo": los birmanos vuelven a la calle tras la represión policial

Miles de personas volvieron este miércoles a protestar en Birmania (Myanmar) contra el golpe de Estado de los militares en un ambiente pacífico a pesar de la represión policial de la víspera, que dejó a una joven en estado crítico por un tiro en la cabeza.

Sin que hoy se hayan registrado episodios violentos, una multitud se echó a las calles en varias ciudades del país por quinto día consecutivo en protesta por el levantamiento del 1 de febrero y para pedir la liberación de los líderes electos detenidos, entre ellos la premio nobel de la paz Aung San Suu Kyi.

"No les tengo miedo ni a ellos ni a las leyes militares. Y no tengo familia que cuidar, así que estaré aquí hasta que liberen a nuestros líderes", dijo hoy a Efe hombre de 34 años situado frente a la barrera policial en la primera línea de una manifestación en Rangún, la mayor ciudad del país.

El manifestante relató que había renunciado a su trabajo como supervisor en una tienda de telefonía móvil el martes y que las restricciones impuestas por la junta militar no le iban a impedir protestar.

Tras declarar en varias ciudades la ley marcial, que prohíbe concentraciones de más de cinco personas y establece un toque de queda nocturno, las autoridades utilizaron el martes cañones de agua, pelotas de goma e incluso munición real contra los manifestantes en varias ciudades del país, dejando al menos siete heridos.

HERIDA DE BALA

Mya Thwe Thwe Khine, una mujer de 20 años, está en estado crítico en un hospital de Naipyidó tras recibir un impacto de bala en la cabeza, confirmó este miércoles la organización de derechos humanos Human Right Watch (HRW).

Según la confirmación de un médico y los vídeos y fotografías analizados por HRW, la joven cayó al suelo tras oírse un disparo cuando se alejaba de la primera línea de una manifestación en Naipyidó que estaba siendo disuelta con cañones de agua por la policía.

Otro hombre de 20 años fue herido por en la misma protesta por munición y se encuentra estable, según el informe de HRW.

Una decena de manifestantes se tumbó hoy sobre el asfalto de una céntrica calle de Rangún, simulando estar muertos, para denunciar la violencia ejercida por la Policía, mientras que desde un puente se colgó una pancarta con el retrato de la joven Mya Thwe Thwe Khine "para que la viera el mundo".

PRESENCIA DE MILITARES

A lo largo del día, la Policía no cargó contra los manifestantes en las diferentes ciudades donde se celebraron protestas de manera pacífica, aunque Efe fue testigo en Ragún de una mayor presencia de militares en las calles.

"Estamos protestando para liberar a Daw Aung San Suu Kyi y al presidente. No le tengo miedo a nadie ... si no peleamos ahora estaremos bajo la ley marcial de por vida", dijo a Efe una joven de 17 años que relató como había andado 20 kilómetros para unirse a la protesta de Rangún en contra de la voluntad de sus padres.

El movimiento de desobediencia civil y la llamada a la huelga general iniciada tras el golpe por personal sanitario y docente, sigue aumentando y en las protestas de hoy participaron también monjes budistas, representantes del mundo del cine y grupos de granjeros.

Mientras el aeropuerto de Rangún ha tenido problemas de funcionamiento por la huelga de parte de sus trabajadores, unos 40 policías se unieron a las protestas en el estado de Kayah (este), informó la prensa local.

El ambiente tenso y combativo, que en algunos momentos se vive en las protestas, se vio también rebajado por la participación de gente disfrazada de superhéroes y princesas que se mezclaban con un equipo de jóvenes musculados sin camiseta o un grupo de mises birmanas que desfilaron delante de la embajada de EEUU con sus bandas, coronas y tacones.

CONDENA POR LA VIOLENCIA POLICIAL

Desde Naciones Unidas y el Gobierno de EEUU se condenó la violencia ejercida la víspera por la Policía contra los manifestantes y se insistió en el derecho a protestar de los ciudadanos.

Por su parte, el alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, planteó el martes en el Parlamento Europeo la posibilidad de aplicar sanciones selectivas contra militares y empresas de propiedad castrense en Birmania, donde se han detenido a unas 190 personas desde el golpe.

REGISTRO EN LAS SEDES DE LA LND

Entre condenas y protestas, los militares continúan con el acoso al partido de Suu Kyi, que gobernaba hasta el levantamiento militar de la semana pasada.

Un portavoz de la Liga Nacional para la Democracia (LND) denunció hoy que soldados entraron por la fuerza en las oficinas de la formación en Rangún y otras ciudades, donde confiscaron "documentos y ordenadores".

La junta militar birmana justificó la toma de poder por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre en los que el partido de Suu kyi arrasó, como ya hizo en 2015.