El temblor tuvo lugar a las 17.59 hora local (8.59 GMT) del martes, con epicentro a una profundidad de 10 kilómetros frente a la costa de la prefectura de Niigata, según informó la Agencia Meteorológica de Japón (JMA).
El temblor alcanzó una magnitud 6 y el epicentro fue detectado en una latitud cercana a la del seísmo del pasado día 1, de magnitud 7,6 y que ha dejado al menos 202 muertos y 102 desaparecidos, la mayoría de ellos en la prefectura de Ishikawa.
En Niigata, el terremoto alcanzó el nivel 5 bajo en la escala japonesa cerrada de 7, que se centra en el poder destructivo del temblor, mientras que en la colindante prefectura de Toyama y en Ishikawa llegó al nivel 4.
Las autoridades locales no han informado por el momento sobre nuevos daños causados por el temblor en zonas que ya se vieron golpeadas por el terremoto del pasado día 1, aunque han alertado del peligro de que se produzcan nuevos desperfectos en edificios o infraestructuras y desplazamientos de tierra.
Desde aquel seísmo, se han producido numerosas réplicas, entre ellas varias con una magnitud superior a 5, y según la JMA, durante las próximas semanas existe el riesgo de nuevos terremotos de igual o mayor intensidad que el de 7.6.
El desastre natural acaecido el día de Año Nuevo aún mantiene a 28,000 personas desplazadas y a miles de hogares sin electricidad ni agua corriente.
Desde estos últimos días, las nevadas en la zona y los daños en carreteras y vías de acceso causados por el temblor están dificultando el transporte de suministros, que están teniendo que ser entregados mediante drones o incluso personal de rescate a pie por parte de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército) de Japón.
El seísmo del día 1 podría superar en devastación al que se produjo en 2016 en la prefectura de Kumamoto (que dejó 273 muertos, según las cifras oficiales), y es el primero de nivel 7 en registrarse en el país desde 2018, cuando un seísmo alcanzó el nivel 7 en la isla de Hokkaido