Greenpeace exhorta a los diputados a valorar los bosques

El presupuesto forestal debe orientarse a valorar los bosques, sus servicios ambientales y las actividades que permitan manejarlos sustentablemente y frenar la deforestación en el país.

Para mostrar a los diputados de la LXI legislatura el valor real de los bosques y las razones por las que es necesario darles más presupuesto para su conservación, manejo y aprovechamiento sustentable, Greenpeace llevó un “cofre con tesoros forestales” hasta las puertas del Congreso de la Unión.

En la superficie del cofre, la organización ambientalista armó una maqueta para ejemplificar un bosque en el que sus pobladores realizan manejo forestal comunitario. Del interior del mismo, dos activistas sacaron diversos artículos que representan parte de los servicios ambientales que estos ecosistemas brindan a las comunidades y en general a la población como: agua, suelos fértiles para el cultivo, aire limpio, protección ante el impacto de eventos climáticos extremos, café, frutos, miel, diversos tipos de madera, carbón, y gran diversidad de plantas y animales importantes como alimento, medicamentos y fuentes de materias primas.

“Los bosques no son sólo un conjunto de árboles, son ecosistemas compuestos por una gran biodiversidad. Los procesos y dinámicas que ocurren en estos ecosistemas, las interacciones de los organismos entre sí, con el medio y con otros ecosistemas, proveen a todas las personas y a los seres vivos de una serie de servicios que sostienen la vida en la tierra, y que son indispensables para satisfacer las necesidades humanas básicas, como la salud, el bienestar y la seguridad económica.

Es decir, son un tesoro que hay que valorar. Por ello es necesario que los legisladores, que están analizando ahora el presupuesto forestal, prioricen en los programas gubernamentales los recursos que sí valoran las actividades de manejo sustentable de los bosques”, explicó Paloma Neumann, integrante de la campaña de bosques de Greenpeace México.

La falta de valoración de los bosques es la principal causa de que cada año desaparezcan estos ecosistemas a una tasa de casi medio millón de hectáreas.

De los 6,812 millones de pesos que se asignan al sector forestal en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) para 2012, sólo alrededor de 700 millones de pesos (10 por ciento) se destinan a programas para apoyar actividades que promueven la efectiva valoración de los ecosistemas forestales y que aseguran la provisión de los servicios ambientales, como los que impulsan la silvicultura comunitaria y el manejo forestal sustentable por parte de comunidades y ejidos.

En contraste, el PPEF 2012 otorga 1,986 millones de pesos a la categoría Pago por Servicios Ambientales (31 por ciento de los recursos del Proárbol). Aunque a simple vista esto podría parecer un incremento que contribuiría a valorar los ecosistemas forestales, no es así, ya que este rubro está compuesto principalmente por los programas de Plantaciones Forestales Comerciales (Prodeplan), de Reforestación y Conservación de Suelos (Procoref), así como el de Pago por Servicios Ambientales (PSA), los cuales no contribuyen de manera efectiva a detener la deforestación en nuestro país.

Cabe recordar que ni las plantaciones forestales comerciales (más parecidas a un monocultivo de soya, por ejemplo) ni los terrenos reforestados (aunque sobreviva 100 por ciento de los árboles plantados) son bosques, ya que no proporcionan los servicios ambientales característicos de los ecosistemas forestales. Por su parte, actualmente el PSA corre el riesgo de quedar limitado a un programa asistencialista.

La falta de valoración de los ecosistemas forestales tiene severas consecuencias para los bosques de nuestro país. En años recientes, Greenpeace ha documentado los impactos de la deforestación por el desmedido crecimiento de las plantaciones de aguacate en la región Purépecha de Michoacán que aumentaron 650 por ciento en los últimos 42 años; la destrucción de 90 por ciento de la Reserva de la Biósfera de los Tuxtlas, en Veracruz, debido al avance de la frontera agropecuaria; la pérdida de 50 por ciento de la cobertura forestal del Parque Nacional La Malinche por la ausencia de un plan de manejo sostenible de los bosques, y que en su lugar fomenta la tala ilegal; y la deforestación por crecimiento de la mancha urbana en el Gran Bosque de Agua (bosques ubicados entre Cuernavaca, Toluca y el Distrito Federal), mismo que se encuentra más amenazado recientemente por la construcción de la primera etapa de la Autopista Lerma- Tres Marías y el proyecto de construcción del Arco Sur en la misma zona.

“A pesar de que el gobierno mexicano se comprometió a detener la deforestación a más tardar en 2020, impulsando el manejo forestal por parte de comunidades y ejidos, no vemos que el PPEF 2012 contribuya a alcanzar este objetivo. Hacemos un llamado a los diputados para corregir el camino y modificar el presupuesto del próximo año de tal manera que se comiencen a valorar el tesoro de nuestros bosques: sus servicios ambientales y las miles de comunidades que hacen un buen manejo de sus recursos forestales”, añadió Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace.

Por todo lo anterior, Greenpeace solicita a los diputados y diputadas de la LXI legislatura:

Impulsar una evaluación efectiva del impacto (no sólo del cumplimiento de metas) de los programas que componen el Proárbol para que, con base en ella, se les asignen los recursos en los próximos años.

Reasignar los recursos que se pretenden destinar al Procoref, Prodeplan y PSA para dar prioridad a los programas que promueven el manejo forestal sustentable por parte de comunidades y ejidos (Prodefor y Programa de Silvicultura comunitaria).