"Los gobiernos responsables de conservar la vida marina de la Antártida han fallado en aumentar su protección en la reunión de Hobart, pese a las amenazas récord de bajos niveles de hielo marino y a los primeros casos de gripe aviar en Antártida", denunció hoy WWF en un comunicado.
El mismo se refiere a la reunión anual de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), que concluyó hoy en la ciudad australiana de Hobart, tras comenzar el 16 de octubre y después de una reunión extraordinaria en junio en Santiago de Chile.
Los representantes de la Unión Europea y 26 países debatieron estos días nuevamente la creación de tres áreas marinas protegidas en la Antártida, donde han disminuido dramáticamente los hábitats helados de muchas especies debido al impacto de la crisis climática.
El encuentro concluyó con la decisión de posponer a 2024 las propuestas para el establecimiento de estas áreas marinas protegidas, "prolongando el punto muerto de unas conversaciones que empezaron en 2010", indica WWF.
El encuentro, advierte WWF, se produce en medio de los efectos catástroficos de la pérdida de hielo marino entre los pingüinos emperador en la Antártida, donde las predicciones apuntan que más del 90 por ciento de las colonias estarán casi extintas a finales del siglo.
Asimismo, destaca la reciente detección de los primeros casos de gripe aviar en aves marinas en la Antártida.
"Pese a ello, las 26 naciones y la UE han fallado en decidir acciones concretas con la urgencia requerida", denuncia, calificando de "frustrante" que las discusiones lleven en marcha más de una década "sin progreso significativo", señala Emily Grilly, directora del brazo de conservación de la Antártida de WWF.
Por su parte, ASOC advierte de la alarma porque el nivel de progreso este año "palidece comparado con los retos de la región".
"Es como si estuviésemos dando un paso hacia delante y dos hacia atrás", afirma Claire Christian, directora ejecutiva de ASOC, en un comunicado.
La creación de las áreas protegidas marinas es desde hace más de una década un tema difícil en el seno de la CCRVMA, uno de los pilares para la protección internacional de la Antártida, que toma sus decisiones por consenso y que se ha topado con las oposiciones de países como China y Rusia.
La Unión Europea abandera dos de las propuestas para crear estas áreas protegidas, que superan los tres millones de kilómetros cuadrados en la Antártida Oriental y el mar de Weddell, mientras que la tercera, liderada por Argentina y Chile desde 2018, pretende proteger un área de 650,000 kilómetros cuadrados en la península antártica.
Otro tema clave de la reunión de la CCRVA era la protección del krill, un crustáceo de casi seis centímetros que es la base alimentaria del ecosistema antártico y captura el carbono que emite el fitoplancton, por la amenaza que supone la pesca y la crisis climática.
La CCAMLR -creada en 1982 como parte del Sistema del Tratado Antártico- cuenta con 27 miembros, entre ellos Chile y China, dos de los principales pescadores de krill, además de la Unión Europea, Australia, Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Corea del Sur, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Holanda e Italia.
También la India, Japón, Namibia, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia, Rusia, Sudáfrica, Suecia, el Reino Unido, Ucrania y Uruguay integran este organismo, que se encarga de regular la pesca de las especies del océano Austral, especialmente merluza negra, más conocida como bacalao de aguas profundas, la centolla y el krill.
Otros países adherentes a la convención, pero que no la han ratificado, son Bulgaria, Canadá, Finlandia, Grecia, Islas Cook, Mauricio, Pakistán, Panamá, Perú y Vanuatu.