En 2012 se pretenden reducir los gastos en unos 2,000 millones, mientras que en 2013 y 2014 se rebajarían otros 3,300 millones anuales.
El objetivo es rebajar la deuda pública del actual 80 por ciento hasta el 66 por ciento en 2014, y continuar hasta llegar al 50 por ciento en 2018.
En el caso del déficit, el Gobierno espera una reducción paulatina desde el 3.9 por ciento de 2010 hasta el 2.9 por ciento en 2011, para llegar finalmente en 2013 al 2.2 por ciento del PIB.
Matolcsy anunció que en la nueva Constitución, que se aprobará en la primavera de este año, fijará un techo máximo de endeudamiento estatal que no se podrá sobrepasar, sin detallar qué porcentaje de deuda sobre el PIB sería el límite.
El ministro agregó que las reformas estructurales significarán una reducción del gasto en pensiones, enseñanza, transporte público, y otras inversiones, y los detalles se especificarán en los próximos meses.
Por otra parte, el Gobierno no aplicará una planeada reducción del impuesto sobre sociedades y se conservará el tipo impositivo del 19 por ciento.
En octubre de 2008, Hungría se vio obligada a recurrir a un préstamo de 20,000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) para sanear la economía del país, una de las más azotadas por la crisis financiera y económica en Europa.
En julio de 2010 se suspendieron las negociaciones entre el FMI y el nuevo Gobierno del conservador Fidesz, porque el organismo multilateral exigió a Budapest medidas adicionales para consolidar el presupuesto nacional.