Renault se centra en la rentabilidad tras el peor resultado de su historia

Renault indicó este jueves que su prioridad va a ser concentrar los medios limitados de los que dispone solo en los mercados donde crea poder ser rentable, tras anunciar los peores resultados de su historia en el primer semestre, lastrados en gran medida por su socio Nissan.

El grupo automovilístico francés encajó una pérdida de 7,292 millones de euros en el primer semestre, que resulta en primer lugar de los 4,796 millones de euros negativos de la contribución de Nissan, en el que es el principal accionista.

También del impacto de la crisis del coronavirus, al que le atribuyó una pérdida de unos 1,800 millones de euros en el margen operativo, que en total fue de 1,203 millones de euros negativos, un 6.5 % de la facturación.

Renault se anotó 804 millones de euros de cargas que resultan de depreciaciones de activos (455 millones), sobre todo porque ha revisado las expectativas de ciertos vehículos, gastos de reestructuración (166 millones), en particular por los recortes de plantilla en Francia, y las minusvalías en la cesión de actividades en China (153 millones).

La facturación sufrió un retroceso del 34.3 % a 18,425 millones de euros, lo que refleja la caída de las ventas, que es consecuencia "principalmente" de la crisis sanitaria de la COVID-19.

El nuevo consejero delegado, Luca de Meo, afirmó que durante los dos o tres próximos años los recursos se van a dirigir a los mercados susceptibles de ofrecerles márgenes de rentabilidad, y eso significa sobre todo reforzar su posición en Europa en detrimento de otras regiones.

Para ilustrar esa evolución, la "número dos" del grupo, Clotilde Delbos, señaló que en una zona como Latinoamérica, donde Renault tiene una presencia importante, pero que ha mostrado una evolución volátil y que va a sufrir un revés como consecuencia de la pandemia, no se puede esperar que realicen inversiones de importancia, aunque eso tampoco significa que vayan a salir de allí.

De Meo se mostró convencido de que la empresa está tocando fondo en una dinámica negativa que "empezó varios años atrás y probablemente todavía más pronto" y que el cambio de estrategia que él va a dirigir supone pasar de objetivos de volúmenes de ventas a rentabilidad.

Eso debe concretare en un plan que presentará en enero del año próximo con un horizonte de 6-7 años y que "no será una simple lista de deseos, sino una suma de acciones" y que abordará simultáneamente cuatro dimensiones del problema: los costos fijos, los variables, la liquidez y la gestión de los ingresos.

La liquidez es, precisamente, uno de los desafíos de la empresa, aunque en el segundo trimestre mejoró su posición, al pasar de 10,300 millones de euros el 30 de marzo a 16,800 millones el 30 de junio, lo que se explica sobre todo por la obtención de una línea de 5,000 millones de préstamos avalados por el Estado francés.

En contra de lo que suele ser habitual, Renault no dio ninguna indicación sobre cómo pueden evolucionar su actividad y sus resultados en la segunda mitad del año por las incertidumbres que rodean a la situación actual y al mercado automovilístico.

En cualquier caso, Delbos se esforzó en transmitir un mensaje de cierta tranquilidad a la plantilla, dos meses después de haber anunciado un programa de reducción del 20 % de los costes fijos que supondrá la supresión de 15,000 empleos, un 8 % de sus efectivos globales.

Preguntada sobre la posibilidad de tener que aplicar un ajuste suplementario, la directora general adjunta subrayó que estos resultados semestrales no suponen "nada nuevo" con respecto a lo que la dirección sabía entonces.

"Nuestra situación estaba anticipada", afirmó antes de añadir que los efectos de lo presentado a finales de mayo "van a verse a finales de 2022 y en 2023".

Delbos, por otro lado, rechazó tajantemente la idea de que sea Nissan el que esté lastrando a Renault: "por el contrario", afirmó, en una situación difícil como la actual "la mejor forma de reducir costos es con la alianza".