Se cumplen 50 años del fin del patrón oro diseñado en Bretton Woods

El próximo domingo se cumplen 50 años del fin del patrón oro diseñado en la Conferencia de Bretton Woods, un sistema que obligaba a los países del Fondo Monetario Internacional (FMI) a mantener un tipo de cambio fijo respecto al dólar y al banco central estadounidense a respaldar su divisa con el oro.

El 15 de agosto de 1971, el entonces presidente de EE.UU., Richard Nixon, suspendió este régimen monetario que nació en 1945 en la reunión que los aliados de la II Guerra Mundial mantuvieron en el Hotel Mount Washington de Bretton Woods (New Hampshire, EE.UU.).

Durante esos 26 años, cada país miembro del FMI tenía la obligación de mantener un tipo de cambio fijo (aunque se permitía cierta flexibilidad previo acuerdo) frente al dólar, porque la divisa estadounidense era la única que podía cambiarse por oro.

Los expertos consideran que el patrón oro no es un sistema viable en la actualidad, ya que la economía no puede depender de un activo finito y escaso que no tiene en cuenta las necesidades de la sociedad.

Miguel Otero Iglesias, investigador del Real Instituto Elcano, apunta que la guerra de Vietnam y los programas de gasto social, que elevaron drásticamente el gasto público, están detrás de la decisión de EE.UU. de dejar de vincular su moneda al oro.

El experto de Elcano señala otras razones, como el déficit por cuenta corriente de EE.UU., la creación de un mercado privado de oro y la aparición de los mercados euro-dólar.

"Los mercados euro-dólar eran un tipo de mercado no regulado que atrajo capital de EE.UU. a la City de Londres y que produjo una sangría de depósitos a Reino Unido (ya que los bancos de Londres ofrecían un tipo de interés de depósitos superior al de las entidades norteamericanas), lo que generó una gran presión sobre el dólar", explica.

En 1965, Francia mostró la vulnerabilidad del patrón oro. El presidente Charles de Gaulle acudió a la Fed y convirtió en oro 150 millones de dólares que el Estado francés tenía en sus reservas, lo que provocó que en 1971 se rompiera el acuerdo monetario entre las grandes potencias.

"Es entonces cuando Nixon decide desvincularse del patrón oro, aunque no será hasta 1973 cuando se permite la libre flotación de las monedas en los mercados de divisas", expone Otero Iglesias.

Desde ese momento, las divisas no tienen por qué estar ancladas a un tipo de cambio fijo y los bancos centrales tampoco deben ligar su política a mantener una paridad concreta.

José María Serrano Sanz, profesor de economía de la Universidad de Zaragoza, cree que el sistema monetario actual tiene muchas ventajas, ya que se guía por un conjunto de indicadores económicos que influyen en la economía, mientras que el patrón oro supeditaba la economía a un metal.

Para el profesor del Instituto de Empresa Jaime García-Legaz, el sistema de Bretton Woods no sería factible ahora, puesto que EE.UU. no dispone de suficientes reservas de oro para anclar su divisa nacional a este metal precioso.

Además, cree que el orden geopolítico actual no lo permitiría. "China tiene la aspiración de convertirse en una potencia hegemónica en el mundo, lo que hace difícil adoptar el dólar como moneda de reserva mundial", subraya García-Legaz.

Otero Iglesias considera que existe un problema en el sistema económico actual, ya que el crédito se genera a través de los bancos comerciales, lo que ha generado burbujas en los últimos treinta años, entre ellas la que dio origen a la última crisis financiera.

"Una alternativa sería que el dinero se emitiera y se depositara en los bancos centrales y que los bancos comerciales se dedicaran solamente a gestionar las inversiones de empresas y particulares", afirma.

Sobre el diseño futuro del sistema monetario internacional, el economista José Carlos Díez cree que la revolución vendrá de la mano de la tokenización (representación de un activo dentro de una cadena de bloques).

"Habrá dinero digital pero coexistirá con el analógico. El uso del dinero y la necesidad de que el sistema financiero transforme el ahorro en inversión seguirán existiendo", afirma.

Coincide García-Legaz, quien cree que la llegada de las criptomonedas ha hecho que los bancos centrales aceleren sus planes para diseñar las monedas digitales públicas (CBDC).

Para Otero Iglesias, es lógico que en la era digital el dinero público tenga una representación digital. "Las características del dinero soberano digital es lo que se está discutiendo ahora. El poder político siempre ha sido el que ha establecido la unidad de cuenta del dinero, por eso el bitcóin nunca será dinero, eso es algo que no creo que cambie", sentencia.