Periodismo, profesión mortal en México

La lista de periodistas asesinados en México creció en lo que va de año para recordar un flagelo que tiene al gremio de comunicadores en situación de emergencia ante la repetición e impunidad de tales crímenes.

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El periodista Gabriel Soriano, quien fungía como locutor y productor de Radio y Televisión de Guerrero (RTG), fue emboscado por sujetos armados y asesinado a balazos la noche del 25 de octubre en Acapulco, cuando circulaba en una camioneta del canal televisivo.

Con su muerte suman 14 los comunicadores que perdieron la vida violentamente hasta el momento en 2018, con lo que ya se supera la cifra de víctimas del gremio respecto al año anterior, cuando también fue asesinado el reportero gráfico hondureño Edwin Rivera.

Rivera estaba refugiado en Acayucan, estado de Veracruz, tras huir de su país por temor a perder la vida, como le ocurrió a su compañero de labores, Igor Ibarra, director y productor del programa Los Verduleros de la televisión hondureña, asesinado en San Pedro Sula a mediados de enero de 2017.

La muerte de periodistas volvía a ser recurrente en México, considerado como el tercer país más peligroso del planeta para el ejercicio de la profesión, después de Siria y Afganistán, naciones envueltas en conflictos armados.

Unos días antes de la muerte del camarógrafo hondureño fueron encontrados en el fondo de una barranca de la región de Tierra Caliente, estado de Michoacán, los restos del periodista mexicano Salvador Adame, desaparecido.

Según las primeras investigaciones, Adame resultó asesinado por sicarios al mando de un narcotraficante apodado como 'el Chango Peña'. El cuerpo de la víctima fue quemado y hubo que identificarlo mediante pruebas de ADN.

Datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) refieren que en el actual mandato de seis años del presidente Enrique Peña Nieto han sido ultimados más de 60 comunicadores.

Por su parte la organización internacional Artículo 19 contabiliza que más de 120 periodistas perecieron violentamente desde 2000 hasta la fecha.

JAVIER VALDEZ, VÍCTIMA DEL NARCOTRÁFICO

Javier Valdez, corresponsal de La Jornada y cofundador del semanario Ríodoce, fue asesinado en plena avenida de Culiacán, estado de Sinaloa, el 15 de mayo de 2017. Su cuerpo quedó tendido en el pavimento con disparos en la cabeza y el cuerpo.

Valdez era reconocido en México y otros países por sus artículos y libros sobre el flagelo del narcotráfico y sus nexos en diversos estamentos de la vida pública, lo cual le valió varios reconocimientos internacionales.

Entre otros, fue el autor de los libros Miss Narco (contiene reportajes de mujeres en el narcotráfico), Malayerba, Los Morros del Narco (sobre los niños involucrados en ese flagelo), Levantones, desaparecidos y víctimas del narco, Huérfanos del narco y Con una granada en la boca, sobre la violencia imperante en México.

Su último libro, Narcoperiodismo, se publicó en septiembre de 2016. En esa obra comunicadores mexicanos explicaron sus experiencias y sentimientos al cubrir la información relacionada con el crimen organizado.

En septiembre de 2009, Ríodoce publicó una serie sobre el narcotráfico titulado Hitman: La confesión de un asesino en Ciudad Juárez. Pocos días después de difundida, fue lanzada una granada contra el inmueble. Los atacantes nunca fueron identificados.

Como Javier Valdez también murieron ese año Filiberto Álvarez Landeros, locutor en Tlaquiltenango, Morelos (29 de abril); Maximino Rodríguez Palacios, del portal de noticias Colectivo Pericú, en Baja California Sur (14 de abril) y Miroslava Breach Velducea, corresponsal de La Jornada y colaboradora de Norte, de Ciudad Juárez (23 de marzo), a quien mataron delante de su hijo.

Asimismo, Ricardo Monlui Cabrera, propietario y director del portal El Político y editor de la columna Crisol de Córdoba, en Veracruz (19 de marzo) y Cecilio Pineda Brito, director de La Voz de Tierra Caliente, en Guerrero (2 de marzo).

Llama la atención la repetición de esos crímenes a pesar de que hay un mecanismo legal instituido para que la Procuraduría General de la República, y las estatales, brinden protección a los periodistas y activistas de derechos humanos.

Pese a las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, apelaciones y promesas del presidente Enrique Peña Nieto, así como protestas de comunicadores y de otros sectores, y denuncias de organismos internacionales, en casi ninguno de estos crímenes hay culpables ni procesos judiciales.

Nada extraño en un país donde la impunidad para quienes agredan o asesinen a los periodistas prevalece en el 99.75 por ciento de los casos. El dato no es de ningún medio de comunicación, sino del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, que divulgó un estudio sobre la libertad de expresión en el país.

Según diversas fuentes detrás de los asesinatos de comunicadores hay matones de carteles del narcotráfico y funcionarios públicos corruptos que quieren silenciar las críticas.

Algunos periodistas fueron torturados o asesinados a petición de alcaldes; otros fueron golpeados en sus redacciones por hombres armados bajo órdenes de funcionarios locales y policías, que habían amenazado con matarlos por sus coberturas.

No obstante, de los más de 800 casos graves de acoso, ataques u homicidios contra periodistas en los últimos seis años, solo han sido emitidas dos sentencias por la fiscalía creada especialmente para investigar delitos contra la libertad de expresión.

'La libertad de expresión en México se convierte en un mito', dijo Daniel Moreno, director general de Animal Político, una agencia de noticias independiente.

Moreno consideró que el periodismo en México se encuentra en estado de emergencia ante la incapacidad del gobierno federal de atajar la violencia contra el gremio.

Fuente: Prensa Latina