La medida, firmada por el secretario de seguridad pública del Ejecutivo regional, Fernando Grella Vieira, tiene como objetivo "salvaguardar la salud de las víctimas" y "garantizar la preservación de los lugares del crimen para la realización de pericias e investigaciones", según un comunicado.
"Es importante que las víctimas de agresiones y delitos, así como las implicadas en choques con la policía, tengan acceso a servicios de socorro especializados", precisó el secretario, citado en la nota.
Además, el alto funcionario destacó la necesidad de que el escenario del delito sea preservado para que efectivos policiales "lleguen con más eficiencia a la autoría y motivación de los crímenes".
También dijo que los equipos especializados en atención a las víctimas en zonas de delito saben actuar de forma que las pruebas no sean destruidas a la vez que se ocupan de la salud de los afectados.
Las normas anunciadas hoy limitan la actuación de las fuerzas de seguridad en tareas de socorro y llegan después de que el pasado sábado las autoridades municipales de Sao Paulo admitieran la existencia de indicios que señalaban a un grupo de policías como posibles autores de un tiroteo en el que siete personas murieron.
El suceso se registró en un bar del barrio Campo Limpo, en el sur de Sao Paulo, al que llegaron al menos quince hombres fuertemente armados que dispararon contra una mesa en la que se encontraban nueve personas, siete de las cuales murieron.
Según testigos, el grupo descendió de tres automóviles al grito de "policía" y entró en el establecimiento, ubicado en la misma calle en la que un vecino grabó hace dos meses a dos policías disparando contra un detenido.
Además, vecinos de la zona, citados por los medios brasileños, denunciaron que efectivos policiales alteraron pruebas en la zona del tiroteo, extremo que las fuerzas de seguridad niegan.
Entre enero y noviembre de este año se registraron 4,306 casos de homicidio en Sao Paulo, un 13.58 por ciento más que en los mismos meses de 2011.
La violencia se recrudeció especialmente en la ciudad de Sao Paulo en el mes de octubre, cuando una ola de violencia acabó con la vida de 176 personas.
Las autoridades no han llegado a ofrecer una explicación satisfactoria sobre las causas de los homicidios, aunque sospechan del Primer Comando de la Capital (PCC), una organización delictiva dedicada al tráfico de drogas y armas nacida en el interior de las cárceles del estado de Sao Paulo.
