El hallazgo se realizó durante las labores de salvamento arqueológico que la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), llevan a cabo con motivo de las obras del Tren Maya, en Yucatán.
La vasija tiene registro de presencia en el norte de Yucatán, pero cuya mayoría procede de colecciones privadas como producto del saqueo y el comercio ilícito, sin que se conozca el contexto cultural arqueológico de procedencia, de ahí la relevancia de esta pieza recuperada como parte de una investigación.
“Las vasijas Chocholá se caracterizan por presentar texto jeroglífico, aunque pueden o no presentar escenas iconográficas. Por lo general, la escritura en aquellas que sí lo llevan trata de una Secuencia Primaria Estándar o frase dedicatoria, la cual describe al objeto, menciona al propietario (en algunas ocasiones son colocados los títulos que ostentaba), y el posible contenido”, explicó el INAH.
El estilo de vasijas Chocholá fue nombrado así por el arqueólogo y epigrafista estadounidense Michel D. Coe, en su libro The maya scribe and his world, debido a que la mayoría de las piezas presentadas en dicho catálogo habían sido adquiridas en la zona de Chocholá, por parte de los coleccionistas, desde entonces se le ha denominado de tal forma.