Rusia reconoce fuga de 43,000 millones de dólares de capitales desde enero

El gobierno de Rusia reconoció una fuga de capitales de 43,000 millones de dólares en los primeros cuatro meses del año, tendencia que pone en peligro la estabilidad presupuestaria, según los expertos.

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El presidente ruso, Vladimir Putin.

Durante una reunión de la comisión presupuestaria en la Duma o cámara de diputados, el viceministro de Economía, Andréi Klepach, admitió que las cifras son superiores a lo previsto y que el flujo continuará durante este mes de mayo.

Con todo, el gobierno aún mantiene la esperanza de que la tendencia revierta en la segunda mitad del año tras la pronta formación del nuevo Gabinete de ministros encabezado por el expresidente y ahora primera ministro, Dmitri Medvédev.

Los analistas, en cambio, opinan que los inversores no tienen fe en la agenda reformista de Medvédev, que sustituye en el cargo a Vladímir Putin, que asumió el pasado 7 de mayo la Presidencia rusa.

La incertidumbre política en Rusia comenzó en las controvertidas elecciones parlamentarias de diciembre, que fueron seguidas por las mayores manifestaciones antigubernamentales en más de veinte años.

Ahora, según los analistas citados por el diario digital Gazeta.ru, los analistas se preguntan si el gobierno de Medvédev tendrá peso político para hacer cambios o estará lleno de tecnócratas.

Además, los inversores temen que el gobierno apueste por el excesivo gasto para satisfacer las demandas sociales, las promesas electorales y el programa de rearme tras la destitución el pasado año del todopoderoso viceministro de Finanzas, Alexéi Kudrin.

Entonces, el gobierno ruso descartó posibles convulsiones financieros, pero el mercado ha encajado mal esa decisión del entonces presidente, Medvédev.

Economistas y expertos habían advertido de que la salida de Kudrin, que fue siempre alabado por mantener intacta la estabilidad financiera rusa, podría desembocar en un brusco incremento de la fuga de capitales y una reducción de la inversión extranjera.

El pasado año la fuga de capitales alcanzó los 80,500 millones de dólares, cuando en 2010 habían ascendido a 33,600 millones.