Ciberataques revelan el creciente conflicto mundial con armas informáticas

Algunos lo llaman "Cool War", otros la "Guerra Fría cibernética" pero sea cual sea la nomenclatura que prevalezca el hecho es que países y grupos de todo el mundo están enzarzados en un conflicto cada vez más virulento a través de computadoras.

La última señal de alarma la lanzó esta semana la firma de seguridad estadounidense Mandiant a través de un informe en el que detalló la "amplia campaña de espionaje cibernético a largo plazo" en la que está embarcada China a través de una unidad del Ejército del país.

Mandiant explicó que 141 entidades de todo el mundo, en su mayoría estadounidenses, han sufrido ataques de este grupo de piratas informáticos, identificado como APT-1, que operan desde un edificio en las afueras de Shanghai conocido por ser la sede de operaciones de la unidad 61398 del Ejército de Liberación Popular (ELP) chino.

El objetivo de APT-1 es robar información militar, económica y tecnológica en campos tan variados como plantas químicas o telecomunicaciones que son considerados fundamentales en los planes económicos chinos.

No es la primera vez que China ha sido acusada de realizar actividades de espionaje cibernético o lanzar ataques contra redes informáticas extranjeras.

En 2009, un grupo de investigadores canadienses descubrieron una red de espionaje cibernético china especializada en el control de los sistemas informáticos del líder religioso de los tibetanos, el Dalai Lama, así como de exiliados tibetanos en todo el mundo.

Los investigadores canadienses documentaron el robo de documentos por parte de piratas informáticos chinos pertenecientes al líder espiritual tibetano en los sistemas informáticos de la organización del Dalai Lama en la India, Bélgica, Reino Unido y Estados Unidos.

Además, los "hackers" chinos se infiltraron en los sistemas informáticos del ministerio de Asuntos Exteriores iraní, las embajadas de países como Alemania, Pakistán, Portugal, la India, Corea del Sur y Taiwán así como medios de comunicación, un ordenador en la sede de la OTAN y sistema de la ONU.

En total, al menos 1,295 computadoras en 103 países de todo el mundo habían sido infiltrados por este grupo de piratas informáticos basado en la provincia china de Chengdu.

Uno de los cables diplomáticos estadounidenses revelados por Wikileaks hace mención a esta red de espionaje chino y lo vincula con la Primera Oficina de Reconocimiento Técnico de la Región Militar de Chengdu del ELP.

Por su parte China, negó las acusaciones y denunció ayer que el país también es víctima de "numerosos ataques, que han aumentado con el paso de los años" y que proceden de Estados Unidos.

Desde luego, Estados Unidos y sus aliados tienen la capacidad, los recursos y la motivación para lanzar ataques cibernéticos.

Una de las "víctimas" más conocidas de estos ataques es Irán según numerosos expertos.

Y quizás la "ciberarma" más divulgada es el virus Stuxnet, descubierto en 2010 y que los analistas consideran con casi total unanimidad que fue creado por Estados Unidos e Israel para dañar el programa nuclear iraní.

El origen de Stuxnet se sitúa en los últimos años de la presidencia de George W. Bush cuando los servicios secretos del país, a través de la Agencia Nacional de Seguridad, iniciaron la llamada operación "Olympic Games" contra el programa nuclear iraní.

El "malaware" tenía como objetivo destruir las centrifugadoras nucleares que sirven para enriquecer uranio, uno de los aspectos del programa nuclear iraní que más preocupa a los gobiernos occidentales porque puede permitir que Teherán consiga material para elaborar armas atómicas.

El programa, que fue continuado por el actual presidente estadounidense, Barack Obama, fue un éxito y se estima que destruyó alrededor de 1,000 centrifugadoras iraníes, una sexta parte del total que entonces tenía Teherán.

Como en toda guerra, y con todo armamento que prueba ser efectivo, el "enemigo" no se ha quedado quieto.

Irán ha creado su propia unidad militar de ciberataque para contrarrestar los ataques de Estados Unidos, Israel y otros países occidentales.

En 2011, Gervase Markham, un técnico de Mozilla, la organización que ha desarrollado el popular explorador de internet Firefox, denunció que piratas informáticos había robado certificados digitales de empresas y servicios de inteligencia como la CIA estadounidense o el Mossad israelí.

El robo fue atribuido a piratas iraníes.

Pero quizás más espectacular fue el ciberataque del Ejército iraní contra un "drone" estadounidense que permitió a los piratas informáticos de Teherán capturar en diciembre de 2011 un sofisticado avión no tripulado utilizado por Estados Unidos para labores de espionaje.