La organización prima la salud pero flexibiliza las normas

La organización del Abierto de EE.UU. ya ha comunicado a los jugadores/as las normas y el protocolo de actuación para este Grand Slam, que se disputará del 31 de agosto al 13 de septiembre, en el que el asunto de la salud es vital, aunque los participantes se encontrarán con medidas no tan duras como se especuló al principio.

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Después de que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, confirmara el martes que este 'major' se disputaría en las fechas previstas, eso sí, sin la presencia de público, y se anunciase que además el torneo de Cincinnati tendría lugar la semana antes (22 al 28 de agosto) y en el mismo escenario de Flushing Meadows, la USTA procedió a informar a los participantes.

Así, el coste de los dos torneos será de 60 millones de dólares (incluida en esta cifra los premios del US Open y Cincinnati), costes de hotel y 6.6 millones, 3.3 para cada gira, para apoyar a los jugadores más afectados.

A cada jugador se le permitirán dos habitaciones de hotel, y cada una de ellas podrá tener un máximo de dos huéspedes, con lo que se favorece que puedan viajar con hasta tres miembros de su equipo. La USTA cubrirá el coste de una habitación todas las noches, pero el coste de la segunda será responsabilidad del jugador.

Todos los jugadores viajarán a Nueva York por su cuenta y se les permite alquilar casas y apartamentos, como sucede en Wimbledon, con la única condición de que la ubicación sea fuera de Manhattan. El coste del alquiler corresponderá al propio jugador. Si viajan a Nueva York y se cancela el evento, se proporcionará una compensación.

Habrá una prueba de la COVID 19 antes de viajar a Estados unidos. Una vez en este país, el protocolo médico del US Open comenzará en el propio hotel, donde el jugador y su equipo serán testados mientras permanezcan compitiendo. La frecuencia de las pruebas será de 1-2 por semana.

Los jugadores contarán con un gimnasio ampliado, sala de recuperación, fisioterapia privada y sala de jugadores. El transporte oficial funcionará entre los hoteles oficiales y el Centro Nacional de Tenis.

Cada autobús tendrá capacidad para 55 pasajeros, pero se utilizará desde un 25 al 50 por ciento máximo, y el conductor estará aislado con una pantalla de plástico. Habrá protocolos de limpieza exhaustivos antes y después de cada viaje.

Habrá restaurante, para desayunar, almorzar y cenar, y un lugar (Player Cafe) para llevar comida. Los alimentos se pueden pedir por adelantado a través de una aplicación del móvil y entregarse a los jugadores en el estadio.

En los vestuarios y gimnasios se vigilará la distancia social, con medidas adicionales de desinfección, limpieza y ventilación de aire.

Los 32 cabezas de serie dispondrán de las suites de la central Arthur Ashe, y a medida que alguno de ellos vaya siendo eliminado, podrá ser utilizada por el siguiente jugador mejor clasificado. El vestuario del Centro de Tenis también estará disponible. La mascarilla será obligatoria para jugadores y acompañantes, excepto en los entrenamientos y partidos, o sesiones de entrenamiento físico, y las pautas de distanciamiento social se seguirán en todas las áreas comunes y en el hotel.

Esta tarde, a partir de las 16:00 (hora CET), miembros de la USTA, directivos del US Open y del torneo de Cincinnati ofrecerán una conferencia de prensa en Nueva York, para analizar los planes anunciados este martes por el gobernador de la ciudad Andrew Cuomo y avanzarán nuevas medidas.