La industria turística es una de las más redituables de todo el mundo, y en la mayoría de los países con grandes atracciones naturales y urbanas suele ser una importante fuente de ingresos. América Latina no es la excepción, países como México y Argentina son un destino turístico para sus propios habitantes y para América del Norte. Sin embargo, con la actitud proteccionista del presidente Donald Trump, el sector privado de estas naciones ha optado por abrir su mercado a un "intercambio turístico".

Cuando Enrique Pena Nieto viajó, en julio de 2016, a la Argentina, sabía que su visita estaba destinada a recomponer un vínculo bilateral que, en lo político, estaba adormecido por falta de sintonía entre las administraciones de los dos países. Su paso por Buenos Aires supuso un nuevo impulso a las relaciones entre los dos gobiernos, acicaladas por el nuevo rumbo de inserción internacional que el presidente Mauricio Macri propuso al asumir el poder, y el compromiso por modernizar el marco normativo que facilita el comercio entre ambos países.