El humo se eleva, denso y asfixiante, sobre los fogones y ocupa la mitad de esta cocina keniana, mientras la otra media permanece curiosamente clara y respirable porque, aunque nadie lo sospecha, lo que arde en el "jiko" u hornillo no es carbón, sino briquetas hechas con residuos humanos.
Residuos humanos, fuente de energía para la cocina en una ciudad de Kenia
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