Llegan de incógnito, trasladan documentos encriptados, buscan poder trabajar en la clandestinidad, al margen de la mirada atenta de los Estados. Los medios los detectan en el aeropuerto y luego les pierden el rastro. Si uno intenta seguir los pasos de los filtradores que han generado mayor revuelo durante este último año, todo parece apuntar a una misma ciudad: Berlín.
Berlín, ¿ciudad-refugio de filtradores en la era digital?
